En nuestras mentes pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en el futuro.
Pero pensar demasiado en el futuro es como comprar muebles para una casa que aún no hemos construido. Una vez que hemos comprado los muebles no tenemos lugar para ponerlos y ocupan nuestra vida en el presente.
En otras palabras, llenamos nuestros días de pensamientos, preocupaciones, anticipación y ansiedad de un mañana que quizás nunca veremos.
Nos precipitamos hacia el futuro por el bien que creemos que hay en él
Cuando somos niños estamos ansiosos por crecer para poder ser uno de los “niños grandes”. Como adolescentes, no podemos esperar a ser adultos y estar libres de las restricciones de nuestros padres. Como adultos soñamos con la jubilación en la que podremos disfrutar de todo nuestro tiempo libre.
Como seres humanos tenemos una tendencia a precipitarnos hacia el futuro por el bien creemos que hay en él. Pero no tenemos garantizado un mañana, ni tenemos garantizado nada en él.
Cuando ponemos demasiada esperanza en el mañana nos arriesgamos a obtener resultados peligrosos. Podemos sentirnos con derecho a un futuro que puede no llegar. Y puede que nos amarguemos cuando el futuro que esperábamos no llega. Y así perdemos el disfrute de las bendiciones aquí y ahora.
Allah nos dice muy claramente en el Corán:
La orden de Allah llega, no queráis precipitarla. Gloria a Él y sea ensalzado por encima de lo que Le asocian.
Corán, 16:1
Este versículo nos recuerda la naturaleza desconocida del Último día, pero también podemos aplicarlo a nuestra vida cotidiana. Lo que está por llegar, llegará. Así pues, nos seamos impacientes queriendo que suceda ya.
Si hemos vivir nuestras vidas pensando y esperando el futuro, entonces podemos hacerlo recordando que recibiremos la recompensa en la próxima vida por el bien que hacemos en esta vida. Sin embargo, solo podemos encontrarnos con las delicias de la Próxima vida cuando actuamos en el presente. Así que esperemos la misericordia de Allah y dejemos el futuro de esta vida a Su voluntad.
Tememos el futuro por el mal que creemos que han en él
La otra cara de la moneda es que, como seres humanos, pasamos mucho tiempo preocupándonos por las cosas malas que pueden venir.
Cuando somos niños tenemos miedo de la hora de dormir y los monstruos que podrían estar esperándonos en la oscuridad. Como adolescentes nos estresamos por cuál será nuestra carrera y si alguna vez nos vamos a casar. Como adultos nos preocupamos por la pobreza, la enfermedad y muchas más cosas.
Preocuparse por el futuro es algo que casi todos hacemos. Somos tan predecibles en nuestra preocupación que incluso hay toda una industria construida alrededor de esto. Pero no importa cuánto gastemos en seguros para protegernos de lo que pueda pasar, no podemos cambiar la voluntad de Allah para el futuro.
Incluso el profeta Muhammad, la paz sea con él, no conocía su futuro ni podía cambiarlo. Allah dice en el Corán:
Di: No soy dueño de beneficiarme o de perjudicarme más de lo que Allah quiera. Si yo conociera el No-Visto habría tenido mucho bien y el mal nunca me habría tocado. Pero no soy mas que un advertidor y alguien que anuncia buenas noticias a la gente que cree.
Corán, 7:188
Shaytan usa nuestra preocupación en nuestra contra
Al igual que el profeta Muhammad, no tenemos poder sobre lo que sucederá en el futuro. Cuando ocupamos nuestras mentes con el mañana, estamos siendo víctimas de uno de los trucos de Shaytán. Allah nos dice en el Corán:
El Shaytán os infunde temor con la miseria y os manda la avaricia, pero Allah os promete perdón de Su parte y favor. Y Allah es Espléndido, Conocedor.
Corán, 2: 268
A menudo este truco surte efecto. ¿Cuántos no han hecho algo haram porque temían a la pobreza, mientras dejaban escapar la oportunidad de confiar en Allah?
¿Cuántos no han sido tacaños porque temían la miseria mientras dejaban escapar la oportunidad de que se les diera mucho más por haber dado caridad?
¿Cuántos no se han frustrado y desilusionado tratando de forzar un futuro que no estaba escrito, mientras perdían las bendiciones de hoy? Subestimamos la sabiduría y la capacidad de Allah para proveernos cuando nos estresamos por el futuro.
Pero si vamos a preocuparnos por un futuro, entonces el Día del Juicio es el único futuro del que tenemos certeza y digno de nuestras ansiedad. Pero solo podemos evitar un mal fin en ese día si tomamos medidas ahora. Temamos el castigo de Allah entonces y dejemos el futuro de esta vida a Su voluntad.
Todo lo que podemos hacer es prepararnos y dejar el futuro tranquilo
Esto no quiere decir que no debamos buscar los medios.
Buscar los medios es parte de la vida. Como vemos en este hadiz:
“Un día, el profeta Muhammad vio que un beduino dejaba su camello sin atar. Le preguntó al beduino:
¿Por qué no atas tu camello?
El beduino respondió: “Puse mi confianza en Allah”.
El Profeta le respondió:
Ata tu camello primero, luego confía en Allah.
At-Tirmidhi
Tenemos que buscar los medios que facilitan nuestras vidas. Dejar el futuro tranquilo no significa que no debamos planear, que no debamos protegernos contra el daño de perder “el camello”. Pero tampoco significa que tengamos que “atar nuestro camello” y ocupar nuestras mentes y acciones con el futuro -bueno o malo- que pueda llegar.
Cuando ocupamos nuestras mentes con el futuro, olvidamos la sabiduría y la capacidad suprema de Allah; dejamos escapar las bendiciones del presente; perdemos nuestro tiempo; y perdemos la oportunidad de prepararnos para la Próxima vida.
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