Theresa Corbin, quien también es conversa, escribe esta emotiva bienvenida para todos los nuevos musulmanes y cuenta algunas de sus experiencias. Porque tú, hermano o hermana, no estás solo.
Nunca tan pocas palabras han cambiado una vida tan drásticamente.
Dar testimonio de la unidad de Dios y que Muhammad es el Profeta de Dios tiene el poder de hacerte mi hermano o hermana.
Una frase tan sencilla tiene el poder de ponernos en el mismo camino.
También tiene el poder de poner en nuestros corazones amor entre nosotros sin siquiera habernos encontrado.
Lo que viene después de la declaración de la creencia es fenomenal, divertido y sutil, todo al mismo tiempo.
Bienvenida a los nuevos musulmanes
Como mi nuevo hermano musulmán, me gustaría darte la bienvenida a esta vida como. Bienvenido a una gran familia que incluye casi una cuarta parte de la población mundial.
Bienvenido a una vida que te enseña a ser más paciente, firme, empático, humilde, estudioso, perspicaz y mucho más.
A medida que das tus próximos pasos en el Islam, recuerde que muchos antes de ti han tomado este camino, siendo los primeros nuevos musulmanes los Profetas (la paz sea con ellos).
Incluso si el camino parece poco transitado, estás en buena compañía. Verás las huellas de tus predecesores. Verás los mensajes que te han dejado a medida que avances en este viaje. Úsalos para darte fuerza.
Nunca tengas miedo de decirle a la gente quién eres. Aquellos que vinieron antes de ti sufrieron para que pueda declarar libre y abiertamente lo que crees. Nunca sientas que no eres querido. Los que vinieron antes de ti se han preocupado por ti incluso antes de que nacieras. Nunca pienses que estás solo. Ahora eres parte de nosotros y si sufres, lo sentimos.
¿La derecha o la izquierda?
Estoy muy emocionada de ver los nuevos matices que añadirás a la estructura de nuestra comunidad global. Me gustaría compartir algunas de mis historias contigo. Estos son mis vergonzosos primeros pasos en el Islam. Te los cuento para que no tengas miedo de seguir adelante, sabiendo que todos tenemos que empezar por en algún sitio. Que son muchos los que son nuevos musulmanes, y que todos los Sahaba lo fueron.
La primera vez que me invitaron a un hogar musulmán, estaba empezando a aprender qué es esto que llamamos Islam. Pensé que conocía los entresijos de la vida como musulmán. Me enorgullecía (ese orgullo fue mi primer error) de saber que los musulmanes comen con las manos.
Estando orgullosa de esto, rechacé los cubiertos que me ofreció mi anfitriona. Iba a participar en esta práctica islámica como un niño grande. Y mis anfitriones y todos aquellos reunidos parecían estar orgullosos de mí. Allí estaba yo, una persona zurda tratando de presumir que sabía cómo comer sin tenedor y cuchillo. Recibí un par de miradas mientras cogía montones de arroz y carne con la mano izquierda. Nadie dijo nada y todos me dirigían una GRAN sonrisa.
Poco después, uno de los amigos me llevo a parte y me explicó que los musulmanes comen con la mano derecha y usan la mano izquierda para limpiarse. Y como tal, la mano izquierda se considera impura para usar cuando se come. Me sentí mortificada. Imaginé que sabía bien lo que hacer y me equivoqué por completo, mientras los musulmanes con los que comí fueron muy educados y tolerantes.
Yo y mi gato
No mucho después de es zurdo descalabro, tomé mi Shahadah. Cuando lo hice, muchos musulmanes me dijeron que comenzaría a ver milagros en mi vida; que comenzaría a ver contestadas mis súplicas; y que había conectado con la naturaleza de toda la creación.
Todo esto era cierto, pero no sucedió de la manera que esperaba. Pensé que de alguna manera me convertiría en una princesa de Disney que podría hablar a los animales y que todo saldría bien.
Poco después de mi conversión adopté un gato y me sorprendió descubrir que este animal no respondía al Corán ni a mi Salam de la manera mágica de Disney que yo había imaginado. De hecho, este gatito joven y juguetón se subía a mi ropa mientras hacía la oración, arañándome.
Pensé que a mi gato le pasaba algo, pero me di cuenta de que Allah ha creado el universo y todas sus criaturas de cierta manera y con un patrón. Y ese patrón no cambia simplemente porque yo creyese en su Creador. El Islam fue la clave que me hizo cambiar y funcionar mejor en la creación. No al contrario.
Pregunta, no seas tímido
A medida que avanzaba en el aprendizaje, me sorprendía de todas las cosas que no sabía. Como el hecho de que los pedos rompen tu wudu (la purificación antes de la oración), lo que significa que tenía que repetir el wudu antes de la oración si esto ocurre.
Entonces pensé, bueno, si las flatulencias rompen el wudu, es lógico que los eructos hagan lo mismo. Como adicta que era a las bebidas carbonatadas (del tipo que te hace eructar, y a menudo), pasaba la mayor parte de mi tiempo haciendo wudu, puesto que quería mantenerlo en todo momento (lo cual no es necesario, pero es parte de mi personalidad perfeccionista).
Me daba vergüenza preguntar a un musulmán más experimentado sobre este tema de los gases y el wudu. Cuando finalmente me armé de valor y le pregunté a otro converso que se había hecho musulmán bastante antes que yo, el problema fue recibido con muchas risas y admiración. La respuesta llegó en forma de una risa cariñosa por hacer wudu siempre después de eructar. Me di cuenta de que nunca debía de ser demasiado tímida com para preguntar.
A través de todo esto, me he convertido en una persona mejor. He aprendido mucho. Y he creado muchos nuevos y maravillosos recuerdos desde que dije la Shahada.
Espero que tú, mi nuevo hermano en el Islam, también tengas muchos años de maravillosas experiencias y recuerdos.
Y es mi más sincera súplica que el camino que ambos hemos tomado nos lleve a encontrarnos en el paraíso.
Este es un artículo del archivo de aboutislam.net, puedes leer la versión original en inglés aquí.
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